Los buenos hábitos ¿dónde se aprenden?
- superpadres.com
- 24 mar 2015
- 2 Min. de lectura

A partir de los 12 meses, el niño tiene la capacidad suficiente para ir aprendiendo normas de conducta que le ayuden a adquirir autonomía y a respetar su entorno y a las personas que le rodean. En el período que va de los 18 meses a los 3 años debe empezar a darse cuenta de que existen unas normas de respeto a los demás y un orden en su entorno que tiene que colaborar a respetar. La adquisición de buenos hábitos determina un mejor desarrollo de la conducta del niño como individuo, no sólo durante la infancia, sino también en la vida adulta. Estos hábitos o normas de conductas los aprende básicamente en dos lugares:
En casa
El niño aprende las primeras y principales normas de conducta en el hogar, que es el lugar adecuado para inculcar hábitos saludables desde la infancia. El niño debe comprender pronto que dentro de la casa hay un orden y un ritmo. El papel de los padres en este sentido es fundamental. Si los padres actuamos siguiendo unas normas y unos hábitos correctos, los niños, por imitación, los van a adquirir con facilidad. Respetar los horarios de comida y sueño, limpiar y ordenar el entorno, y mostrar los propios hábitos de higiene a los pequeños contribuye a que éstos se acostumbren a ellos y los aprendan como algo natural. También es importante fomentar los buenos hábitos en la mesa desde que el niño empieza a comer junto con el resto de la familia.
Otro hábito importante que se debería inculcar es la lectura. En este sentido, para que el niño adquiera el hábito de leer, es recomendable que se acostumbre desde pequeño a mirar, unos minutos al día, libros de imágenes.
En el entorno más cercano
También desde muy pequeño, el niño debe aprender a respetar su entorno y la sociedad que le rodea. El civismo y el compañerismo deberán inculcarse en el niño tan pronto como empiece a andar y a hablar. De nuevo, hay que recordar que él actúa por imitación y copia los gestos y las actitudes de sus padres y educadores con los demás, con la naturaleza, con los animales. Por este motivo, en esta edad, más que los razonamientos y los discursos, es fundamental que el niño vea cómo se comportan y actúan los mayores. Si su familia es sociable, acogedora, respetuosa y cívica, el niño, progresivamente, adoptará estas mismas actitudes y adquirirá buenos hábitos de relación en sociedad. Por ejemplo, enseñar al niño gestos tan simples como echar los papeles a la papelera o a respetar las instalaciones de un parque público contribuye a desarrollar su civismo y le ayuda a adquirir un hábito de respeto hacia el entorno y las personas con las que convive.
Comentários